Los mayores y la conducción

Los mayores y la conducción


Coincidiendo con el Día Internacional de las Personas de Edad, Fundación CNAE ofrece una serie de recomendaciones sobre seguridad vial para personas mayores, ya actúen en la vía pública como peatones o como conductores de vehículos.


La sensación de libertad y autonomía que conlleva conducir es muy grande, y a pesar de que con los años aumenta la inseguridad al volante, muchas personas mayores se niegan a dejar de conducir. 

Los factores relacionados con la edad, son los que más influyen en el proceso de conducción. Los conductores van perdiendo precisión y rapidez, son más lentos, lo que afecta directamente a la posibilidad de sufrir un accidente viario con serias consecuencias tanto para la persona mayor como para el resto de usuarios de las vías. 

Estos son algunos de los factores que se ven más afectados por el proceso de envejecer. 

  • La cognición: cuando se conduce, se necesita integrar varias habilidades al mismo tiempo, incluida la atención, la memoria y el procesamiento visual. Con la edad, tanto el juicio como la velocidad de procesamiento de las situaciones pueden verse perjudicados, poniendo en peligro las habilidades de conducción.
  • Pérdida de la audición y la visión: los exámenes regulares de la vista y la audición son imprescindibles para una conducción segura y más, en esta etapa vital. Hacerse chequeos frecuentes, permitirá conocer si se sufre alguna pérdida de audición o vista que impida a la persona mayor conducir o pasear. 
  • Condiciones médicas: la enfermedad de Alzheimer, demencia, diabetes, presión arterial alta y baja, esclerosis múltiple, trastornos del sistema nervioso, artritis severa, depresión mayor severa, trastornos del sueño u otras enfermedades pueden hacer que no sea seguro conducir.
  • Medicamentos: Ciertos medicamentos pueden reducir las habilidades de la conducción, incluidos los antihistamínicos y los medicamentos para la depresión, la diabetes y la reducción del dolor. Es conveniente preguntar al médico cómo afectarán los nuevos medicamentos a la forma de conducir de los mayores.
  • Función motora: a medida que las personas envejecen, su flexibilidad disminuye, las articulaciones se vuelven más rígidas y los músculos se debilitan. Manejar los pedales de freno, embrague y aceleración, girar la cabeza para ver el tráfico y usar el volante puede ser más difícil con los años.


Las habilidades para conducir merman con la edad, pero eso no impide que se pueda seguir conduciendo, si se desea, pero aumentando la precaución y siguiendo una serie de pautas y recomendaciones que serán de utilidad a la hora de ponerse frente a un volante. 




Recomendaciones para el conductor «senior»

  • Conducir en la medida de lo posible por las calles que se conoce mejor. Nada de nuevas rutas o atajos para llegar al destino.
  • Limitar los viajes a zonas cercanas y que, al mismo tiempo, no tengan pasos de difícil acceso como pueden ser curvas, puertos de montaña o carreteras estrechas.
  • Tratar de no conducir por intersecciones que tengan varios carriles.
  • Evitar conducir de noche o en días en los que la visibilidad y la climatología sea mala. De este modo, es mejor no conducir en días de lluvia, nieve, granizo o niebla.
  • Planificar la ruta en coche con antelación si es desconocida. De esta forma, la persona mayor evitará perderse o desorientarse. De igual manera, si el viaje es largo es recomendable que haga paradas cada hora, lo que le permitirá activar la circulación y mantenerse hidratado.
  • Preguntar al médico sobre los efectos de la medicación en la conducción.
  • Realizar controles médicos anualmente. Lo recomendable, a partir de cierta edad, es adelantarse a la renovación del permiso de conducir y revisar la vista y los reflejos.
  • Evitar coger el vehículo en días de mucho tráfico. El exceso de flujo circulatorio junto con el estrés generado por la propia conducción, sobre todo en ciudad, puede provocar que la persona mayor se vea envuelta en casos en los que su excesiva prudencia o tranquilidad provoque la agresividad de otros usuarios, generándole una situación de ansiedad y miedo, muy peligrosa en casos de estar conduciendo. 
  • Hacer ejercicio físico moderado de forma habitual. Una persona mayor activa siempre va a tener mayor agilidad al volante.

 


Recomendaciones para el peatón «senior»

  • Siempre que sea posible, optar por utilizar el transporte público o caminar por la ciudad. 
  • Como peatón, siempre cruzar por los pasos de peatones, mejor si están señalizados con semáforos. Antes de cruzar, mirar a ambos lados y asegurarse de que los vehículos están parados y han visto las intenciones de la persona mayor de cruzar la calzada.
  • Siempre es preferible circular por las aceras, lo más alejado posible de la zona de los bordillos. Con la edad, la movilidad no es la misma, por lo que los pasos serán más pequeños, titubeantes y lentos, por lo que necesitaran asegurar la zona a pisar, antes de dar un traspié.
  • Prestar atención a lo que sucede en la vía. No al uso de radio transistores, auriculares o móvil. Utilizar el móvil mientras se camina, reduce el campo de visión y la percepción del entorno.
  • En los pasos compartidos con ciclistas, cada uno por su sitio. La parte cebreada para los peatones y la otra parte entre los cuadrados para las bicicletas.
  • En el caso de que no exista paso para peatones, la forma más segura de cruzar una calle es hacerlo de forma perpendicular a la calzada, sin demorarse ni asumir o crear riesgo. Es mejor hacerlo por las esquinas, ya que los vehículos van más despacio y tenemos más visibilidad.
  • No invadir la calzada entre vehículos estacionados ni entre cualquier otro obstáculo que limite la visibilidad, como los contenedores de residuos sólidos, vidrio o papel. Impiden la visibilidad tanto de la persona mayor como del resto de usuarios de la vía. 




 

Todas estas recomendaciones se resumen en dos: que el mayor sea consciente de sus propias limitaciones, ocasionadas por la edad, y la necesidad de aumentar la precaución en las vías públicas en estas edades.