FESVIAL pide una urgente reorientación de las políticas de seguridad vial

FESVIAL pide una urgente reorientación de las políticas de seguridad vial


A través de un comunicado, la Fundación Española de la Seguridad Vial (FESVIAL) ha mostrado su preocupación por el aumento de la accidentalidad vial. Fesvial cree necesaria una "actuación urgente" por parte de las Administraciones y otros agentes del sector.


El profesor Luis Montoro, Presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL) y Catedrático de Seguridad Vial, ha manifestado que: "el incremento de la movilidad ha provocado un importante aumento de la siniestralidad". "Eso indica de manera clara que la seguridad vial no ha superado la prueba de esfuerzo. El sistema se ha mostrado débil y requiere una rápida reorientación y una actuación urgente", ha añadido.


FESVIAL "expresa su preocupación por el sistemático incremento de fallecidos en las carreteras, especialmente durante los meses de julio y agosto de este año en los que han muerto 253 personas, cifra que representa un significativo aumento del 12% respecto del verano de 2015. A ello se une el hecho de que en lo que va de año las víctimas mortales de accidentes de tráfico en España -solo en las carreteras- han llegado a 771, lo que significa también un incremento preocupante, superior al 9% respecto del año pasado".

"Las causas de esta situación son muchas y muy complejas, pero se podrían resumir en el hecho de que los accidentes de tráfico y la seguridad vial han dejado de ser un tema importante para las administraciones y por ello para la sociedad", añade la Fundación.

Ante esta situación, FESVIAL realiza, entre otras, las siguientes consideraciones:
  • Es preciso abordar de manera urgente y prioritaria el tema de la prevención de los accidentes de tráfico, sobre todo por parte de las Administraciones, o los siniestros viales podrían incrementarse de manera alarmante en los próximos tiempos.
  • Hay que incidir en políticas y estrategias bien definidas e investigadas, que realmente aborden los problemas detectados y aplicarlas de manera inmediata, incidiendo de manera especial en los aspectos preventivos y no sólo en el ámbito de la sanción y el control policial.
  • Dado el grave problema que hay en las carreteras secundarias (78% de los muertos), debería activarse la propuesta de modificación del Reglamento General de Circulación para reducir de 100 Km/h a 90 Km/h la velocidad en estas vías.
  • Es importante evaluar y rediseñar el Plan Estratégico de la Dirección General de Tráfico (DGT), implicando más a técnicos especialistas, asociaciones o empresas y contando en mayor medida con la implicación de todas las administraciones nacionales, autonómicas y locales.
  • Es preciso remodelar y potenciar el sistema formativo de los conductores. También se deben definir de manera clara y concisa las políticas de educación vial. Los programas actuales se imparten de forma desordenada, sin unos contenidos básicos bien definidos para cada grupo de edad, ni una planificación reglada y definida como ocurre en algunos países del norte de Europa.
  • Iniciativas como la modificación del Código Penal en materia de delitos de tráfico o el Permiso por Puntos han servido para reducir de manera importante las cifras de accidentalidad. Precisamente por ello es necesario protegerlos, hacer que evolucionen y procurar que estén  más presentes en la sociedad con publicidad e información sistemática.
  • Todo ello sin olvidar otras importantes dimensiones, como el incremento y mantenimiento de las infraestructuras que se encuentra en niveles de verdadera preocupación o la vejez de nuestro coches que se sitúa de media en casi 12 años frente a los 9.5 de la UE, cuando se sabe que hay una clara relación entre vejez del vehículo y gravedad resultante del accidente.
  • Aunque secundario frente al drama humano de los accidentes, estos también tienen un coste insostenible para las sociedades. Según datos recientes de la OCDE el coste económico anual de los siniestros viales en Alemania es de 32.500 millones de euros-año, en Italia de 24.340  millones y en Francia 37.300 millones.