Malos hábitos veraniegos al volante

Malos hábitos veraniegos al volante


Según la DGT, los accidentes de tráfico se incrementan en alrededor de un 20% durante la época estival. Muchas veces, estos accidentes están provocados por el exceso de velocidad, las distracciones y un relajamiento del conductor en lo que se refiere al respeto a las medidas de seguridad básicas y al mantenimiento del vehículo. 


Estas «malas» acciones y costumbres pueden propiciar un aumento del riesgo de sufrir un accidente y además, que se nos imponga una sanción económica. Veamos cuáles son los «malos hábitos« más frecuentes que se cometen al volante con la llegada de las vacaciones. 
 

1.- Circular con más pasajeros de los permitidos. 
 
Una reunión familiar o de amigos, un único coche y un desplazamiento corto suelen ser los ingredientes de esta combinación. Ni que decir tiene que el riesgo que asumen todos los pasajeros es altísimo, ya que lo más probable es que no todos lleven puesto el cinturón de seguridad o estén colocados en un sistema de retención infantil (SRI), si se trata de niños. La normativa obliga a todos los pasajeros de un vehículo a ir correctamente sujetos bien por el cinturón de seguridad, si se trata de un adulto o un niño de más de 1,35m bien por un sistema de retención infantil, si se trata de un niño de menos de 1,35m.
 

2.- Sobrecargar el maletero 
 
La colocación de las maletas y el resto del equipaje en el maletero tiene una influencia directa sobre las condiciones de conducción del vehículo y la seguridad de los pasajeros en caso de accidente, así que ofrecemos algunas recomendaciones para que el equipaje nunca sea un problema durante los desplazamientos. 

- En primer lugar, evita poner objetos dentro del habitáculo destinado a los pasajeros. Además de ser incómodo para los ocupantes del vehículo, supone un incremento del riesgo de sufrir lesiones en caso de accidente, ya que en caso de impacto, dichos objetos pueden actuar como proyectiles. Una colisión a 60 km/h, podría transformar un paraguas de apenas 400 gr de peso en un objeto con una fuerza acumulada de 20 kilos. Este tipo de objetos u otros semejantes, como bolsos o carteras, suelen colocarse en la bandeja trasera del vehículo, en el salpicadero, o en la zona del reposavasos. En caso de vuelco o colisión con otro vehículo, esos objetos pueden ser armas mortales por la fuerza con la que la gravedad las precipita. Dicho esto, la norma a aplicar debe ser que el equipaje se coloque siempre dentro del maletero del vehículo, si es pesado o voluminoso, o dentro de la guantera, si se trata de pequeños objetos (llaves, cartera, monedas, bolígrafos, etc). Las maletas más pesadas deben ubicarse en la parte más baja y adelantada posible. De esa manera, el centro de gravedad del vehículo no se verá demasiado afectado y ayudará a mantener su estabilidad. Hay que tener cuenta que la sobrecarga del maletero contribuye a que el eje delantero pierda ligeramente su estabilidad, (el vehículo se levanta por el exceso de peso en el eje trasero) por lo que hay que extremar la precaución y comprobar los cambios en el comportamiento del coche, si los hubiera respecto a cuando se viaja sin equipaje.

- Es muy conveniente que toda la carga sea rodeada por una red conveniente anclada al suelo del maletero. La razón es que la bandeja superior no suele tener la consistencia suficiente ni el diseño adecuado para evitar que el equipaje salga despedido en caso de colisión o vuelco del vehículo.

- Es recomendable que los cinturones de las plazas traseras estén abrochados aunque no existan ocupantes de los asientos traseros. El propósito es reforzar la estructura de los asientos, para evitar que, en caso de colisión o vuelco a gran velocidad, los respaldos lleguen a ceder por la fuerza que ejerza en ellos desde atrás el equipaje.

- No sobrecargues el maletero. Una mala estiba de la carga en un vehículo puede conllevar multas que van desde los 300 hasta los 4.600 euros y la inmovilización del vehículo. La legislación permite una «sobrecarga» de peso determinada en cada eje según el tipo de vehículo, pero NUNCA debe superar la MMA que le corresponde según su clasificación. La información sobre la carga máxima que puede transportar un vehículo, viene reflejada en su ficha técnica.  Además, el exceso de carga también supone un incremento sustancial del combustible consumido por kilómetro recorrido y un considerable deterioro de las prestaciones del vehículo, entre las que destacan la capacidad de frenada (a mayor peso, mayor lentitud en la frenada)

 
3.- Retrasar el mantenimiento del vehículo 

Cambiar el aceite y el líquido de refrigeración, así como el de los correspondientes filtros y la comprobación el estado de los neumáticos son algunas de las medidas de mantenimiento básicas que se postergan con más frecuencia de la debida. El resultado, frecuentemente, es que alguno se averíe durante las vacaciones, complicando el viaje.

Más información sobre mantenimiento básico del vehículo para el verano


4.- Conducir con los neumáticos desgastados o con una presión inadecuada
 
Una incorrecta presión de los mismos tiene múltiples repercusiones entre las que destacan el incremento del consumo de combustible o una reducción del agarre. Los neumáticos gastados hacen que el coche se comporte de forma impredecible y no responda eficazmente en el trazado de curvas y el proceso de frenada. Unas gomas con poca elasticidad –como las que se presentan en los neumáticos viejos y agrietados– no son capaces de absorber las vibraciones de la manera adecuada. Obviamente, aquello que el neumático no neutraliza es transferido a la suspensión y, través de ella, al resto de elementos mecánicos.
 
La normativa establece que el neumático debe tener un dibujo con una profundidad mínima de 1,6 mm para que el agarre en carretera sea óptico. Un dibujo menos profundo hace que el neumático, en caso de pisar una superficie mojada, drene menos agua, haciendo más fácil el aquaplanning del vehículo y disminuyendo su adherencia en carretera. En caso de la conducción en seco, el uso de unos neumáticos desgastados puede hacer que el vehículo realice subvirajes en las curvas o que necesite de una mayor distancia de frenada.

Revisión correcta de la presión de los neumáticos


5.- Ojo a las distracciones
 
Comer y beber en el vehículo, cambiar el canal de radio, activar el aire acondicionado, programar el navegador o coger algún elemento de la guantera, hace que se pierda de vista la carretera por unos segundos vitales, en los que el vehículo circula por la vía a ciegas, sin que nadie se preste atención, a lo que sucede en ella, con el peligro para la seguridad vial que eso supone. La capacidad de reacción del conductor se vería muy mermada debido a que no podría estudiar anticipadamentre la situación en caso de encontrarse frente a un imprevisto y no tendría tiempo de reacción suficiente para evitar el accidente.

Lo mejor: programar la ruta antes de salir, delegar el control de otros elementos distractores (móvil, radio, aire acondicionado, dispositivos electrónicos...) en el resto de pasajeros y hacer pausas frecuentes para descansar e hidratarse convenientemente. 


6.- Dí NO al móvil
 
Durante los largos desplazamientos, es aconsejable llevar el móvil cargado de batería pero no que se haga uso de él durante el viaje. Es preferible utilizar un sistema de manos libres si se debe responder a una llamada urgente o delegar en otro pasajero el envío de mensajes de texto o Whatssap. Si el terminal operador dispone del modo CONDUCCIÓN, es conveniente activarlo antes de salir para alertar a todos los que se quieran comunicar de que se está conduciendo y no puede atender.  Si el terminal no dispone de él, informar de que se comienza viaje antes de salir y de que no se volverá a llamar hasta llegar a destino o a una zona de descanso habilitada.


7.- Chanclas: las enemigas de la conducción segura
 
Conducir con chanclas, tacones o descalzo es una costumbre muy frecuente en verano pero también altamente peligrosa.  Conducir con este tipo de calzado no está prohibido en el Reglamento General de Circulación, pero esto no significa que su uso esté exento de multa o que no comprometa seriamente la seguridad vial.

Al conducir con chanclas y chancletas, su piso plano, hace que el conductor pierda sensibilidad con los pedales. La superficie de apoyo y de agarre del pie al pedal es menor y más inestable. El pie puede resbalar de la chancla o del pedal, lo que puede hacer que se quede enganchado en ellos, con el riesgo de peligrosidad que ello supone. El calzado más recomendable para estos casos es un calzado ergonómico con sujeción al pie, que nos permita un mayor control de los pedales del vehículo. 


chanclas



8.- Conducir en traje de baño o sin camiseta
 
El calor del verano y un desplazamiento rápido suelen ser las principales excusas para prescindir de la camiseta mientras se conduce, sobre todo en zonas rurales o de playa. Sin embargo, esta costumbre entraña ciertos riesgos o incluso podría acarrear sanciones administrativas bajo algunas circunstancias.  La ropa de baño no protege correctamente de las fricciones que puede generar el cinturón de seguridad ni de las heridas que pueden provocar los airbags en caso de sufrir un accidente.

Hay que tener en cuenta que en caso de accidente, al activarse los airbags frontales, estos pueden provocar heridas de consideración en la parte frontal del cuerpo, en el torso, que pueden degenerar en la rotura de alguna costilla. El uso del cinturón de seguridad, si se conduce «a cuerpo descubierto», puede provocar también heridas por fricción en el torso del conductor, debido al propio sistema pretensor del cinturón que mantiene el cuerpo sujeto en caso de accidente.  


9.- Posturas inadecuadas al volante

Sacar el codo por la ventanilla, el brazo para fumar o, en el caso del copiloto, poner los pies en el tablero para viajar más cómodos, son gestos aparentemente «inofensivos», pero altamente peligrosos. En los dos primeros casos, el conductor pone en peligro la estabilidad del vehículo que maneja, así como la del resto de usuarios de la vía. Al desplazar hacia otra parte, una de las manos con las que debería estar sujetando el volante y controlando la dirección del vehículo, genera una situación de peligrosidad vial alta. 

En el caso del copiloto, poner los pies en el tablero puede provocar que, ante una colisión por alcance, el airbag frontal se active, con el peligro que conlleva. Sus piernas podrían verse seriamente afectadas por ello. Además, en este caso, el cinturón de seguridad tampoco podría cumplir correctamente su función de retención, ya que, la mala postura del copiloto, haría que éste, en caso de accidente se deslizara hacia abajo por dentro del cinturón, produciéndose entonces el conocido «efecto submarino». 


10.- Hidratación

¿Sabías que una hidratación insuficiente y tener bajos niveles de glucosa en sangre puede provocar las mismas reacciones al volante que si se hubiera ingerido alcohol?  La hidratación al volante durante los desplazamientos es primordial, pero más en epoca veraniega.

La falta de hidratación adelanta en un 50% la aparición de la fatiga en el conductor y su concentración puede descender casi un 30%, lo que conlleva una pérdida importante de la atención en carretera. La rehidratación en este punto es básica, ya que la falta de líquidos provoca que se tenga una conducción más agresiva y las maniobras se realicen con mayor brusquedad. Un conductor deshidratado debería parar a descansar y beber mucho antes que otro en condiciones normales. 

También es necesario hidratarse para evitar los conocidos «golpes de calor», sobre todo si en el vehículo viajan niños o personas mayores.