Con la llegada de septiembre, toca volver a la rutina a toda la familia. Desde las 8 de la mañana, el número de vehículos en circulación aumenta significativamente en las grandes ciudades. Las prisas, los nervios del primer día y el estrés pueden llevar a muchos padres a cometer alguna infracción, a circular a más velocidad de la permitida y a asumir mayores situaciones de riesgo. Mantener la calma es primordial para evitar peligros. Es fundamental recordar que no somos los únicos que tenemos prisa por llegar al colegio y que se deben respetar siempre las normas de circulación.
Los niños deben viajar siempre sujetos a un sistema de retención infantil (SRI) adecuado a su talla y peso. Si su estatura es igual o inferior a 135 cm, deberán viajar en la banqueta trasera del vehículo. Si es menor de cuatro años, es recomendable que viaje a contramarcha, ya que así, en caso de impacto, se protegerá mejor su cabeza y cuello. (A esas edades, la musculatura capito-cervical no está del todo desarrollada ni fortalecida, por lo que cualquier latigazo cervical puede ser peligroso. De hecho, muchos estudios señalan que ayuda a reducir hasta cinco veces el riesgo de sufrir lesiones graves).
Si su estatura es superior a 135 cm, podrá viajar en el asiento del copiloto con el cinturón de seguridad abrochado. Un menor podrá viajar en un SRI situado en el asiento delantero solo en uno de las tres excepciones recogidas en la normativa (art. 117 RGC). El uso de estos dispositivos reduce en un 75% la posibilidad de muerte por accidente y en un 90% el riesgo de las lesiones. Además, se evitaría el conocido como «efecto elefante», cuando los ocupantes de los asientos traseros, sin cinturón, en caso de frenada brusca o colisión trasera, son lanzados hacia delante con una fuerza resultado de multiplicar su peso por la velocidad a la que circula el vehículo.
Los niños deben viajar sin abrigos ni mochilas, para evitar el temido «efecto submarino» (el niño se deslizaría hacia abajo, ya que el cinturón o el arnés no lo sujetaría bien, ya que tomaría como referencia el volumen corporal ocupado por el niño y su abrigo)
Cuidado con los objetos en el interior del habitáculo. Es conveniente dejar las mochiles y otros objetos en el maletero para evitar que se conviertan en un proyectil peligroso en caso de frenada brusca o accidente.
Hay que evitar estacionar o parar en doble fila y en lugares no habilitados para ello como las puertas de garajes. Estacionar mal, puede bloquear varios carriles y aumentar el peligro de atropello de los menores, ya que tienen que «sortear» vehículos para llegar a la puerta del centro educativo y además, por su estatura, pueden no ser fácilmente percibibles por los conductores que estuvieran maniobrando en ese momento para salir a la circulación.
A la hora de dejar los niños es conveniente situar el vehículo de forma que los menores salgan por el lado derecho a la acera donde está el colegio. En caso de que eso no fuera posible, es preferible acompañarlos y asegurarse de que cruzan la calzada por los pasos de peatones de forma segura.
Hay que extremar la precaución a la hora de subir o bajar del autobús, ya que es el momento de mayor riesgo. Hay que hacerlo de forma ordenada y tranquila, y solo cuando el autobús esté completamente parado.
El autobús debe llevar, tanto por delante como por detrás, los carteles de «Transporte escolar», y, si hay acompañante para los escolares, deberá llevar un chaleco reflectante y bajar el primero para controlar la bajada de los estudiantes.
Si se utiliza la bicicleta para llegar al centro educativo, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
Los menores de 16 años deben obligatoriamente llevar CASCO homologado.
No circularán por las aceras. Circularán por las calzadas, o preferiblemente por los carriles bici habilitados que existen en muchas ciudades.
Es recomendable que los menores porten ropas claras o reflectantes, para ser vistos con mayor facilidad.
Es conveniente hacer el recorrido unos días antes, para advertir al menor de los puntos más peligrosos y de las acciones a seguir.
En el caso de que los desplazamientos se hagan en motocicleta, hay que recordar que los menores de siete años no pueden viajar en moto, y cuando superen esa edad, tendrán que hacerlo acompañados de padres, tutores o un mayor de edad autorizado. Siempre tendrán que ir con un casco homologado a su tamaño y con equipamiento adecuado para evitar lesiones en caso de caídas fortuitas.
Es recomendable acompañar al menor, sobre todo si es pequeño, al centro escolar. Aprovechar ese camino para enseñarle las normas básicas de educación vial: cruzar por los pasos de peatones o con el semáforo en verde, comprobar que los vehículos están todos parados, mirar a ambos lados antes de cruzar, etc…
Siempre se circulará por la acera. En caso de que no exista, se deberá caminar por el borde izquierdo de la carretera (de frente a la circulación de vehículos) y portando ropas reflectantes para ser visto a distancia con mayor rapidez. Ver acercarse un vehículo no siempre significa que éste haya visto al peatón, sobre todo si es un menor, así que hay que extremar la precaución, asegurándonos de que nos ha visto.
Antes de cruzar cualquier calzada, asegurarse de que los vehículos están parados en el paso de peatones. En ellos, la prioridad es del peatón pero hay que asegurarse antes de cruzar de que se han detenido y nos ceden esa prioridad.
Los menores deben ir andando, no corriendo, saltando o jugando cerca de la calzada para evitar accidentes. Lo más seguro es que circulen por la parte interior de la acera, la más cercana a la pared, alejados de bordillos y prestando atención a la salida de garajes y parkings.
El uso de auriculares está contraindicado. Siempre deben mantener la atención a la vía, a lo que les rodea para prever cualquier posible riesgo y anticiparse a él.
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